¡A MOVERSE PARA LEER Y ESCRIBIR!



A los tres años, los niños han adquirido mejor control sobre su cuerpo y movimientos, saben caminar perfectamente, saltar, correr y trepar. 
Los padres  empiezan entonces a notar esa irresistible necesidad de sus hijos de moverse y no es para menos, si es en esta etapa cuando sus organismos desbordan energía y necesitan de la actividad física para crecer y sentar las bases para tener una buena constitución física en edades mayores.
Desde el punto de vista educativo, el movimiento es el medio de exploración y aprendizaje de los niños de edad preescolar.  El control de los movimientos del tronco y las extremidades superiores (motricidad gruesa) le preparan para realizar movimientos más precisos con sus manosy dedos (motricidad fina) imprescindibles para el aprendizaje de la lecto-escritura.
Es importante mencionar que en la etapa preescolar las actividades físicas deben consistir básicamente en juego libre y de preferencia en lugares amplios, seguros y en contacto con la naturaleza.  El deporte aún puede esperar hasta cuando los niños hayan adquirido mayor tonicidad en sus músculos, mejor control de sus movimientos, flexibilidad en sus miembros y resistencia cardiovascular, generalmente a partir de los seis años.
Para que los niños puedan lograr trazos precisos con el lápiz, antes es necesario que tengan control y equilibrio de todo su cuerpo.  Algunas actividades físicas que desarrollan el equilibrio: caminar adelante, atrás y de lado sobre una línea trazada en el piso, una cuerda, un palo o los bordillos de las aceras o jardineras; sostenerse en un pie y aprender a saltar en un pie; caminar para atrás; caminar y bailar de puntitas; subir los peldaños del resbaladero, la tortuga o una simple escalera; saltar sobre las camas; caminar con algo sobre la cabeza; jugar en el columpio y al sube y baja.
La disciplina del Tai Chi por la forma de sus movimientos contribuye a mantener el equilibrio y desarrollar una  buena postura.
La ejercitación del hombro también prepara para la escritura. Pueden cantarse canciones que involucran sacudir partes específicas del cuerpo; jugar a imitar animales como gallinas, patos, monosy gorilas; lanzar pelotas a la canasta (cualquier cubeta o bote puede funcionar); jugar a los bolos o boliche o tiro al blanco con pelotas.

La coordinación ojo-mano también es muy importante para el proceso de lecto-escritura. Esta coordinación se adquiere jugando a atrapar la pelota (diferentes tamaños), pueden lanzársela entre sí o tirarla al aire o contra la pared para atraparla; rebotar la pelota; jugar tenta; una versión especial de la tenta para mejorar la coordinación ojo-mano puede ser perseguirse para retirar alguna figura o letra pegada con cinta adhesiva en la espalda; jugar a mantener un globo en el aire golpeándolo con la mano para evitar que caiga al suelo; batear una pelota o pegarle con una raqueta; jugar polo con escobas y una pelota; estallar con aplausos las pompas de jabón que flotan en el aire.
Todos los juegos son propicios para reforzar conceptos como izquierda/derecha, arriba/abajo, delante/detrás. Para que las actividades sean más educativas, es importante utilizar las palabras precisas durante el juego y evitar en la medida de lo posible palabras como aquí o allá.

Además del beneficio directo de la actividad física de los niños para el fortalecimiento de su organismo y habilidades motrices, el juego activo ofrece a los padres de familia oportunidades de convivencia con sus hijos que les demuestran cuánto les aman.

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